1ª Noche
Llego
al hospital cerca de la media noche, totalmente acelerado buscando
donde estaba la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos, UVI tambien
llamada), llego a la primera planta y veo a mis tres cuñados totalmente
compungidos, uno llorando, otro deambulando y otro sentado inmóvil. Les
pregunto que como está Raquel que como ha sido, que qué ha dicho el
médico.
Cuando
un paciente entra en la UCI, entra en uno de los sitios mas críticos y
controlados del Hospital. Es una zona del hospital donde todos los que
ahí se encuentran están en un complicado límite donde no hay una gran
distancia entre la vida y la muerte. Cuando alguien ingresa en la UCI
(al menos así funciona en el Hospital de Torrecárdenas), un médico
asignado en ese momento al paciente es el que tiene que informar a la
familia e indicar el motivo del ingreso y la evolución que se espera,
así como satisfacer las cuestiones que la familia tenga. Así mismo
facilita una cuartilla con la información de la UCI, donde se detallan
el horario de visitas y el informe diario del paciente que se realiza a
las 13:30.
Cuando
yo llegué el médico ya habia informado a sus hermanos, los cuales con
los nervios no me tuvieron en consideración para que el médico me
informara a mí, su pareja y les había indicado que los dejarían pasar un
momento a ver como se encontraba y que era muy importante que se
mantuviese despierta y consciente ya que cualquier otro camino que la
hiciera dormirse podía llevar a Raquel a un coma no deseado por los
médicos. El médico les había dicho que Raquel tenía un derrame cerebral y
que dicho derrame era bastante grande poniendo esto en riesgo su propia
vida, dicho derrame le había producido una hemiplegia en el lado
izquierdo y que ahora mismo lo más importante era que Raquel no perdiera
la consciencia y se mantuviese despierta ya que cualquier otro estado
la podía llevar al coma, complicando la situación aun más. Que nos
dejarían pasar para verla, toda esta información me la dieron cuando
salimos de verla, pues yo llegué justo cuando les estaban dando paso
para verla y lo único que sabía era que tenía que mantenerse despierta.
Cuando
entramos llegamos todos muy alterados, sus 3 hermanos y yo. Al verla a
mi se me cayó el alma al suelo, pues estaba tumbada en la cama, con
todos los cables de monitorización de la UCI y en un estado en el que
estaba totalmente pálida, medio ida, con los ojos mirando casi al vacío y
cerrándolos como si tuviese unas ganas enormes de dormir. Con los
nervios de todos a flor de piel sus hermanos empezaron a hablarle y a
darle palmadas en la cara para mantenerla despierta, donde en el momento
que podía comenzaba a volver a mirar al vacío y a cerrar los ojos.
Raquel, ¿Quien soy?, ¿Como estás?, ¿Te duele algo?, ¿Te duele la cabeza?, ¿Donde te duele?.
Preguntas
que gritábamos uno tras otro sin darnos cuenta de la necesidad de
descanso que tenía Raquel en ese momento y en los días que vendrían.
Como el médico nos había dicho que tenía que mantenerse despierta,
nuestro afán era el que no se durmiera y como habíamos visto al medio
darle palmadas en la cara para llamar su atención pues nos creiamos con
derecho a realizar lo mismo sin saber muy bien porqué lo hacíamos.
En
ese momento solo tenía ganas de llorar al ver a Raquel en aquel estado,
4 días antes había estado bailando con su grupo de folklore en el
auditorio de la ciudad, esa mañana la había dejado en cama y ella iba a
ir al kiabi a comprarme unos pantalones, estaba bien y ahora estaba en
la UCI con medio cuerpo paralizado y casi inconsciente. Pero no era el
momento de llorar, Raquel no sabía lo que había pasado ni donde estaba y
si tan importante era que se mantuviese despierta, en el breve momento
que estábamos allí tenía que decirle algo que le empujara a estar
despierta y así luchar por su propia vida pues realmente estaba con un
pien en este barrio y con el otro pie en el otro barrio. Entonces me
paré a pensar en las cosas que ella más podía querer del mundo y se me
vinieron a la cabeza nuestros dos hijos y su madre.
Cuando
pude hablarle yo también tuve que darle palmadas en la cara para que
abriera los ojos y me mirase, era incapaz de mantener la mirada, eso le
consumía unas energías que en ese momento no disponía y le dije:
Raquel,
cariño nos ha dicho el médico que con tu dolor de cabeza lo más
importante ahora mismo es que te mantengas despierta. Yo sé que estás
muy cansada y que tienes ganas de dormir, pero tienes que sacar fuerzas y
mantenerte despierta y para ello quiero que pienses en las personas que
más quieres del mundo, piensa en Sara, piensa en Pablo y piensa en tu
madre. Cariño saca las energías de donde no las hay y con ellos mantente
despierta para ponerte bien, pues nos dicen que si te duermes es muy
malo, me has entendido?, me has entendido?....
Se
lo repetí varias veces hasta que conseguí que me dijera la palabra
despierta, pues en ese momento eran tan pocas las energías de las que
disponía que solo respondía con monosílabos.
Unos
momentos después nos dijeron que teníamos que abandonar el habitáculo
donde estaba Raquel y salir de la UCI. En cuanto salí y doblé la puerta
cuando ella ya no me veia me eché a llorar, ese largo y corto pasillo de
la UCI hasta la puerta de la primera planta. Había conseguido mantener
el tipo con ella, pero ya necesitaba expresar mis sentimientos en ese
momento con un llanto desconsolado tras ver el estado en el que se
encontraba Raquel.
Una
vez salimos y nos calmamos todos un poco ya me dijeron los que les
había comentado el médico, lo del horario de visitas, que había dos
pases que su hermana guardaba en el bolso junto con los informes médicos
y que en principio no nos volvería a facilitar información hasta el
informe del día siguiente de las 13:30. Así que esa noche allí nos
quedamos los cuatro, incrédulos de la propia situación deseando que
abrieran la puerta de la UCI para que nos dijeran, "Ya está bien, está mucho mejor."Pero
sabiendo en nuestro interior que lo mejor era que no se abriese la
puerta para nada, pues si se abría iba a ser para transmitirnos malas
noticias. La puerta se abrió varias veces, afortunadamente no para dar
noticias sino por salidas y entradas de personal médico, y cada vez que
escuchábamos la puerta el corazón se nos salía por la boca y mirábamos
con miedo para ver si nos llamaban para darnos algun tipo de
información.
En
ese momento y a lo largo de la noche cada uno de los cuatro
interiorizaba y trataba la situación como mejor podía personalmente.
Estaba el pesimista, el optimista, el incrédulo y otro estado que no
sabría describir. Esta claro que yo al no tener la información directa
del médico tenía que fijarme en como cada uno contaba la información del
médico, pero al ver que eran 3 actitudes distintas preferí ser prudente
y confiar en la fortaleza que siempre ha caracterizado a Raquel.
Gracias a esa fortaleza y a su paciencia yo creo que continuabamos
juntos y si nosotros estabamos juntos es por que fortaleza le sobra.
Así
fueron pasando las horas de la noche hasta que llegaba la hora de la
primera visita sobre las 8:00 de la mañana, una primera noche fatal, que
ninguno olvidaremos y donde nos damos cuenta de lo vulnerables y
efímeros que somos todos y cada uno de nosotros. Intentamos
durante toda nuestra vida ser distintos, diferenciadores, especiales sin
realmente conocer lo vulnerables y lo rápida que se esfuma la vida. A
veces pasa una vida sin que nosotros nos aceptemos a nosotros mismos
intentando ser algo que no somos y sin que esto nos permita disfrutar de
cada día, de cada instante.
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