martes, 5 de diciembre de 2017

Cronica de un Ictus - En la UCI - II


1ª Noche


Llego al hospital cerca de la media noche, totalmente acelerado buscando donde estaba la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos, UVI tambien llamada), llego a la primera planta y veo a mis tres cuñados totalmente compungidos, uno llorando, otro deambulando y otro sentado inmóvil. Les pregunto que como está Raquel que como ha sido, que qué ha dicho el médico.

Cuando un paciente entra en la UCI, entra en uno de los sitios mas críticos y controlados del Hospital. Es una zona del hospital donde todos los que ahí se encuentran están en un complicado límite donde no hay una gran distancia entre la vida y la muerte. Cuando alguien ingresa en la UCI (al menos así funciona en el Hospital de Torrecárdenas), un médico asignado en ese momento al paciente es el que tiene que informar a la familia e indicar el motivo del ingreso y la evolución que se espera, así como satisfacer las cuestiones que la familia tenga. Así mismo facilita una cuartilla con la información de la UCI, donde se detallan el horario de visitas y el informe diario del paciente que se realiza a las 13:30.

Cuando yo llegué el médico ya habia informado a sus hermanos, los cuales con los nervios no me tuvieron en consideración para que el médico me informara a mí, su pareja y les había indicado que los dejarían pasar un momento a ver como se encontraba y que era muy importante que se mantuviese despierta y consciente ya que cualquier otro camino que la hiciera dormirse podía llevar a Raquel a un coma no deseado por los médicos. El médico les había dicho que Raquel tenía un derrame cerebral y que dicho derrame era bastante grande poniendo esto en riesgo su propia vida, dicho derrame le había producido una hemiplegia en el lado izquierdo y que ahora mismo lo más importante era que Raquel no perdiera la consciencia y se mantuviese despierta ya que cualquier otro estado la podía llevar al coma, complicando la situación aun más. Que nos dejarían pasar para verla, toda esta información me la dieron cuando salimos de verla, pues yo llegué justo cuando les estaban dando paso para verla y lo único que sabía era que tenía que mantenerse despierta.

Cuando entramos llegamos todos muy alterados, sus 3 hermanos y yo. Al verla a mi se me cayó el alma al suelo, pues estaba tumbada en la cama, con todos los cables de monitorización de la UCI y en un estado en el que estaba totalmente pálida, medio ida, con los ojos mirando casi al vacío y cerrándolos como si tuviese unas ganas enormes de dormir. Con los nervios de todos a flor de piel sus hermanos empezaron a hablarle y a darle palmadas en la cara para mantenerla despierta, donde en el momento que podía comenzaba a volver a mirar al vacío y a cerrar los ojos.

Raquel, ¿Quien soy?, ¿Como estás?, ¿Te duele algo?, ¿Te duele la cabeza?, ¿Donde te duele?.

Preguntas que gritábamos uno tras otro sin darnos cuenta de la necesidad de descanso que tenía Raquel en ese momento y en los días que vendrían. Como el médico nos había dicho que tenía que mantenerse despierta, nuestro afán era el que no se durmiera y como habíamos visto al medio darle palmadas en la cara para llamar su atención pues nos creiamos con derecho a realizar lo mismo sin saber muy bien porqué lo hacíamos.

En ese momento solo tenía ganas de llorar al ver a Raquel en aquel estado, 4 días antes había estado bailando con su grupo de folklore en el auditorio de la ciudad, esa mañana la había dejado en cama y ella iba a ir al kiabi a comprarme unos pantalones, estaba bien y ahora estaba en la UCI con medio cuerpo paralizado y casi inconsciente. Pero no era el momento de llorar, Raquel no sabía lo que había pasado ni donde estaba y si tan importante era que se mantuviese despierta, en el breve momento que estábamos allí tenía que decirle algo que le empujara a estar despierta y así luchar por su propia vida pues realmente estaba con un pien en este barrio y con el otro pie en el otro barrio. Entonces me paré a pensar en las cosas que ella más podía querer del mundo y se me vinieron a la cabeza nuestros dos hijos y su madre.

Cuando pude hablarle yo también tuve que darle palmadas en la cara para que abriera los ojos y me mirase, era incapaz de mantener la mirada, eso le consumía unas energías que en ese momento no disponía y le dije:

Raquel, cariño nos ha dicho el médico que con tu dolor de cabeza lo más importante ahora mismo es que te mantengas despierta. Yo sé que estás muy cansada y que tienes ganas de dormir, pero tienes que sacar fuerzas y mantenerte despierta y para ello quiero que pienses en las personas que más quieres del mundo, piensa en Sara, piensa en Pablo y piensa en tu madre. Cariño saca las energías de donde no las hay y con ellos mantente despierta para ponerte bien, pues nos dicen que si te duermes es muy malo, me has entendido?, me has entendido?....

Se lo repetí varias veces hasta que conseguí que me dijera la palabra despierta, pues en ese momento eran tan pocas las energías de las que disponía que solo respondía con monosílabos.

Unos momentos después nos dijeron que teníamos que abandonar el habitáculo donde estaba Raquel y salir de la UCI. En cuanto salí y doblé la puerta cuando ella ya no me veia me eché a llorar, ese largo y corto pasillo de la UCI hasta la puerta de la primera planta. Había conseguido mantener el tipo con ella, pero ya necesitaba expresar mis sentimientos en ese momento con un llanto desconsolado tras ver el estado en el que se encontraba Raquel.

Una vez salimos y nos calmamos todos un poco ya me dijeron los que les había comentado el médico, lo del horario de visitas, que había dos pases que su hermana guardaba en el bolso junto con los informes médicos y que en principio no nos volvería a facilitar información hasta el informe del día siguiente de las 13:30. Así que esa noche allí nos quedamos los cuatro, incrédulos de la propia situación deseando que abrieran la puerta de la UCI para que nos dijeran, "Ya está bien, está mucho mejor."Pero sabiendo en nuestro interior que lo mejor era que no se abriese la puerta para nada, pues si se abría iba a ser para transmitirnos malas noticias. La puerta se abrió varias veces, afortunadamente no para dar noticias sino por salidas y entradas de personal médico, y cada vez que escuchábamos la puerta el corazón se nos salía por la boca y mirábamos con miedo para ver si nos llamaban para darnos algun tipo de información.

En ese momento y a lo largo de la noche cada uno de los cuatro interiorizaba y trataba la situación como mejor podía personalmente. Estaba el pesimista, el optimista, el incrédulo y otro estado que no sabría describir. Esta claro que yo al no tener la información directa del médico tenía que fijarme en como cada uno contaba la información del médico, pero al ver que eran 3 actitudes distintas preferí ser prudente y confiar en la fortaleza que siempre ha caracterizado a Raquel. Gracias a esa fortaleza y a su paciencia yo creo que continuabamos juntos y si nosotros estabamos juntos es por que fortaleza le sobra.



Así fueron pasando las horas de la noche hasta que llegaba la hora de la primera visita sobre las 8:00 de la mañana, una primera noche fatal, que ninguno olvidaremos y donde nos damos cuenta de lo vulnerables y efímeros que somos todos y cada uno de nosotros. Intentamos durante toda nuestra vida ser distintos, diferenciadores, especiales sin realmente conocer lo vulnerables y lo rápida que se esfuma la vida. A veces pasa una vida sin que nosotros nos aceptemos a nosotros mismos intentando ser algo que no somos y sin que esto nos permita disfrutar de cada día, de cada instante.



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